martes, 7 de abril de 2009

La condición urbana

La arquitectura procede del lenguaje, como organización del mundo, pero además pone en juego ese territorio de las pasiones en el que omite el lenguaje.La ciudad no es el marco de una mediación entre trayectorias corporales, es un lugar que provoca cortocircuitos del cuerpo que inventa su recorrido, el hombre del interior que se expone al exterior en un espacio público y de la confrontación política como espacio de acción colectiva. El que enmarca y hace coexistir lenguajes heterogéneos que remiten a diversos estratos de la experiencia, la experiencia urbana relaciona, en una dialéctica inalcanzable lo interior y lo exterior, el adentro y el afuera, el centro y la periferia, lo privado y lo público. Experiencia de la libertad y la liberación de las servidumbres, la de los orígenes, la del espacio cuando este inmoviliza el cuerpo.Intervalo, no lugar, símbolo del espacio que queda entre dos lugares, el paisaje no se reduce a una mediación entre lo privado y lo público, entre la avenida bulevar y el domicilio, entre el comercio y la muchedumbre que se vuelca a las calles. Sitio de intercambio de funciones y d ritmos, el paisaje presenta un componente erótico, nos hace pasar, o mejor dicho nos hace cdeslizar de lo privado a lo público. Si bien pone en relación una cosa con otra, no se presenta como una mediación entre la gran ciudad y el espacio privado, es un marcador de discontinuidad y no continuidad. Constituye, pues, un lugar que hace posible la experiencia urbana. Poner en relación, interviniendo a doble distancia de lo privado y de lo público, la mayor soledad con la multitud.Mantener juntos cuerpos individuales, cuerpos libres, sin condenarlos a estar demasiado unidos, sin condenarlos a estar demasiado solos. La ciudad convertida en sinónimo de democracia, representa un desafío: mantener juntos en un espacio unificado gracias a ciertas reglas, a una identidad, a una pertenencia histórica, a individuos funcionalmente diferentes llegados todos de otras partes.No lugares y ciudad virtualSi los no lugares forman un mundo paralelo al de las redes y los flujos, los lugares en los cuales la experiencia urbana es aún un horizonte resultan drásticamente cortados de los flujos que los modelan, comenzando por los no lugares y la ciudad virtual. Si uno quiere rcuperar el sentido de un lugar que no sea un no lugar ni la ciudad virtual, debe comprender que el espacio que caracteriza a estos últimos es un no lugar en el sentido estricto, un fuera de lugar, un cualquier parte. La virtualidad del no lugar lo recorta de la realidad, del entorno de un mundo sin el cual no hay lugar concebible ni vivible.La forma espacial de los flujos en red o el reino de cualquier parte. La forma espacial de la red y el espacio específico de los flujos están en el origen de los lugares cuya función en favorecer el acceso a los flujos. Según Manuel Castells, el espacio de los flujos combina tres soportes materiales que son otros estratos. El primer estrato se compone de un circuito de impulsos electrónicos que es el soporte material del espacio de lo flujos. Este soporte material electrónico es también el soporte de una forma espacial, la de la red, una forma espacial tanto como lo son la región o la ciudad. Flujo, circuito electrónico y red van a la par y excluyen todo lugar en el sentido de una entidad autónoma. En esta red ningún lugar existe en sí mismo, porque son los flujos los que deciden las situaciones. La red de comunicación es además la configuración espacial fundamental: los lugares no desaparecen, pero su lógica y su significación quedan absorbidas por la red. La infraestructura tecnológica que constituye la red determina el nuevo espacio, así como los ferrocarriles definían las regiones económicas en la economía industrial.El espacio de los flujos y el tiempo intemporal son así los fundamentos materiales de una nueva cultura que trasciende e integra la diversidad de los sistemas de representación transmitidos por la historia: la cultura de la virtualidad real en la que el simulacro es la realidad en gestación. La ciudad virtual le gana dos veces a un lugar: como ciudad porque puede estar en cualquier parte y al ser virtual, triunfa sobre lo real. Como imagen numérica, no tiene un tiempo propio. El resurgimiento de los lugares, más allá del retorno a lo local que puede valorizar exageradamente los no lugares, obliga pues a reanudar la experiencia del tiempo y el espacio.La ciudad conquistadaLa ciudad es la realización humana más compleja, la producción cultural más significante que hemos recibido de la historia. Si lo que nos distingue del resto de los seres vivos es la capacidad de tener proyectos, la ciudad es la prueba más evidente de esta facultad humana. La ciudad nace del pensamiento, de la capacidad de imaginar un hábitat, no sólo una construcción para cobijarse, no solo un templo o una fortaleza como manifestación del poder. Hacer la ciudad es ordenar un espacio de relación, es construir lugares significantes de la vida en común. La ciudad es pensar el futuro y luego actuar para realizarlo. Las ciudades son las ideas sobre las ciudades.La ciudad es el sentido el simbolismo, el placer, la emoción, lo que suscita una reacción sensual. La ciudad del deseo es la ciudad que se hace deseable y que estimula nuestros sentidos. Ser ciudadano es sentirse física y simbólicamente en una ciudad como ente material y como sistema relacional, no solo en lo funcional y en lo económico, ni solo legalmente. Se es ciudadano si los otros te ven y te reconocen como ciudadano. La responsabilidad del urbanismo es producir espacio público, espacio funcional polivalente que relacione todo con todo, que ordene las relaciones entre los elementos construidos y las múltiples formas de movilidad y de permanencia de las personas. Espacio público cualificado culturalmente para proporcionar continuidades y referencias, hitos urbanos y entornos protectores, cuya fuerza significante trascienda sus funciones aparentes.La cultura urbana nunca ha sido homogénea. En las ciudades ha convivido siempre formas culturales cosmoplitas con otras localistas e identitarias, con base cultural sino común, sí predominante, que se expresaba a través del civismo del espacio público ampliamente compartido. En la actualidad el cosmopolitismo de una elite ha derivado en la cultura globalizada mediática, mercantilizada y estandarizada consumida por una gran mayoría por medio de la televisión, la publicidad, la música, etc. Y la cultura popular e identitaria se ha revalorizado y radicalizado en su localismo diferenciador de barrio o de ciudad. Pero se ha hecho más plural por la coexistencia de colectivos culturales diversos debido al peso de las distintas inmigraciones y también por la diferenciación cultural más marcada entre grupos de edad, género, orientación sexual, opciones ideológicas poco estructuradas o minoritarias, sectas, tribus, etc.La ciudad es la gente en la calle¿Qué es un puente? Preguntaba Julio Cortázar. Y se respondía: es una persona atravesando el puente. ¿Qué es una ciudad? Un lugar con mucha gente que interactúa cara a cara. Un espacio público, abierto y protegido. Un lugar como hecho material y social, productor de sentido. Una concentración de puntos de encuentro.El hecho de que el espacio público sea el elemento determinante de la forma de la ciudad ya es razón suficiente para atribuirle el rol ordenador del urbanismo y en primer lugar de la trama urbana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario